Opinión
Activismo climático: el valor táctico de unir la calle con los procesos legislativos

Las protestas climáticas convergen con los procesos de incidencia política cuando estos logran convertirse en una representación del cambio de sistema que reclaman aquellas. Son estos símbolos de cambio sistémico los que hay que identificar a través de un mayor diálogo entre diversos actores sociales.
Fridays for Future 15M 1
Protesta de Fridays for Future en marzo de 2019. David F. Sabadell

Con el surgimiento de movimientos como Extinction Rebellion y Fridays for Future se puso de manifiesto algo que algunas de las voces más activas de dichos movimientos remarcaban: las grandes organizaciones ecologistas no tenían “contacto” con la calle. Muchas hacían un buen trabajo a la hora de presionar a las instituciones, exponer la insostenibilidad de sus propuestas y acciones, y proponer alternativas. Pero tampoco eran capaces de sacar a mucha gente a la calle para redoblar esta presión y clamar contra la inviabilidad de un sistema ecocida.

Esta realidad ponía de manifiesto otra: la mayor parte de las grandes organizaciones ecologistas, al menos en Europa, dedican gran parte de su tiempo y esfuerzo a influir en las propuestas legislativas que hay sobre la mesa. Es decir, operan “dentro de lo posible”, aunque tengan una visión del mundo transformadora, de forma que acaban luchando en gran medida por cambios que podemos considerar incrementales. Incluso aquellas organizaciones más pequeñas y ligadas a plataformas por la defensa del territorio, a pesar de no vivir tan pendientes de los procesos de incidencia política, también intentan a menudo influirlos. Así, el trabajo hecho por estas organizaciones que se dedican a la incidencia política sobre procesos e instituciones que nunca tienen el cambio de sistema en la agenda, probablemente no resulta tan interesante o atractivo a los ojos de esos otros nuevos movimientos que salen a la calle con el hartazgo de quien ve que “nada” cambia.

Unir la calle con los despachos y parlamentos, es decir, el activismo de a pie con el trabajo de lobby político, es un reto que siempre ha estado sobre la mesa. ¿Cómo interesar a la calle sobre los asuntos que se dirimen en las instituciones y que tendrán un impacto importante sobre el futuro del clima? Y ¿cómo lograr proyectar las demandas de transformación sistémica sobre procesos políticos concretos de la política real? Desde luego, identificar mayores puntos de conexión entre ambos espacios no transformaría el mundo, pero podría conseguir captar una mayor atención de la sociedad sobre la insuficiencia de acción (o inacción) política. Lo cual es necesario para sacar aún a más y más gente indignada a la calle que presione por transformaciones más radicales. Porque lo importante, al final, es generar movilización.

No se trata por tanto de poner en riesgo la autonomía y las visiones de transformación sistémica de los movimientos activistas, sino de detectar momentos en los procesos de incidencia política que tengan un valor táctico suficiente como para incluirlos en las demandas y agendas de dichos movimientos. La propuesta no sería tanto trazar estrategias conjuntas y al servicio de un mismo objetivo, sino más bien identificar de vez en cuando puntos de conexión que refuercen ambos espacios.

Desde que la Comisión Europea lanzó el paquete sobre clima y energía Fit for 55%, no ha habido ningún llamamiento por parte de movimientos de base a movilizaciones para influir en esa legislación

Avanzar en esta dirección pasa porque ambos ámbitos, el de aquellos que se dedican a la incidencia política y el de aquellos que tienen capacidad de movilización social, tengan espacios de diálogo e intercambio donde identificar conexiones y narrativas de forma conjunta.

Probablemente requiere de más atención por parte de estos movimientos hacia la agenda política por un lado, y de una mayor generosidad para salir de la zona de confort (e incluso en algunos casos quizá de cierta prepotencia) por parte de las organizaciones que se dedican a la incidencia por otro, incluyendo el estar dispuestos a la co-creación de narrativas conjuntas que pueden incomodar al poder y a ser muy cuidadosos con no acabar imponiendo lógicas y estructuras de trabajo y campaña que pueden ser funcionales a la incidencia pero no necesariamente a la calle. Es necesaria mucha empatía mutua, en general, para que estas conexiones funcionen.

Símbolos y líneas rojas

¿Cuándo se consigue qué un proceso legislativo en marcha movilice no solo a las organizaciones ecologistas que habitualmente organizan docenas de eventos y reuniones con los que toman las decisiones, sino también a movimientos de base cuyo espacio natural es la calle?

Posiblemente esto ocurre cuando estos procesos son percibidos bien como representaciones del cambio de sistema por el que pelean (símbolos), bien como líneas rojas que no se pueden traspasar.

Desde que la Comisión Europea lanzó el paquete sobre clima y energía Fit for 55%, no ha habido ningún llamamiento por parte de movimientos de base a movilizaciones para influir en ninguna de las diversas leyes inherentes a este paquete. Y eso que se trata del paquete legislativo que va a definir la acción climática de la UE en los próximos años. Sin embargo, ha habido otra lucha que sí ha conseguido en mayor medida traspasar la burbuja de las instituciones y llegar en cierto modo hasta la calle: la taxonomía en relación al gas y la nuclear. Tampoco es que haya habido enormes movilizaciones, pero desde luego el tema ha logrado indignar a amplias capas de la sociedad, e incluso jóvenes y activistas de toda Europa viajaron a Estrasburgo para acampar frente al Parlamento Europeo en torno al día de la votación: un buen ejemplo de comunión entre el fuerte trabajo de lobby de las organizaciones ecologistas y el activismo de calle.

La vinculación de demandas sistémicas en las calles con procesos políticos concretos ofrece la oportunidad de enfocar las luchas y generar nuevas adhesiones sociales en torno a ellas

¿Por qué ocurrió esto? Siendo honestos, la taxonomía no es algo tremendamente transformador. Ni siquiera es una ley con capacidad para imponer un cambio. Se trata de recomendaciones que orientan a los inversores sobre si un proyecto es considerado verde o no, con el objetivo de crear seguridad para los inversores, mitigar la fragmentación del mercado y ayudar a desplazar las inversiones allí donde más se necesitan. Sin embargo, se percibió como un símbolo del cambio necesario. Se entendió como algo lo suficientemente sistémico como para poner el grito en el cielo y decir: “por aquí sí que no pasamos”.

La decisión de incluir el gas y la energía nuclear en la lista de actividades sostenibles no solo insultaba a la inteligencia: interpelaba al sentido común de cualquier ideario de transición socioecológica. Lo que representaba la decisión del acto delegado aprobado por el Parlamento Europeo era una lucha binaria. Estás a favor de la energía nuclear o no lo estás. Estás a favor del gas o no lo estás. Estás en el lado correcto de la historia o no lo estás. No había término medio en la decisión, ni zonas grises, aburridas, de la política para introducir ligeras mejoras, matices, compromisos… La impresión social de mucha gente era la de que nos jugábamos un futuro fósil y nuclear o lo contrario. Sin minimizar la importancia de las orientaciones de inversión, no se trata en realidad de algo tan definitorio del futuro que tendremos. Pero sí fue lo suficientemente bueno como para convertirse en esa representación del cambio de sistema que queremos. De igual modo, las protestas en algunos países de Europa ante las propuestas de fondos europeos —cuando empezó a percibirse que no eran tan verdes y sociales como se vendían y seguían beneficiando en muchos casos a las grandes corporaciones— se convirtieron también en una línea roja, una barrera que no se podía cruzar si queríamos estar en el lado correcto. Quizás ha habido otros procesos legislativos este año que merecían más indignación o más atención política por parte de los movimientos sociales que la taxonomía. Pero es evidente que no han conseguido un valor simbólico equivalente.

La demanda de justicia

Otro ejemplo de confluencia de demandas y objetivos lo vemos en la convocatoria de huelga global de Fridays for Future del próximo 23 de septiembre. Los mensajes de esta movilización giran en torno a la idea de justicia y reparación, con una demanda política concreta de que los países ricos establezcan un mecanismo de financiación para las pérdidas y daños que el cambio climático está ocasionando, y a los que ya no es posible adaptarse. Esta demanda se inserta en un proceso de incidencia política de máxima actualidad, en el que está en juego la inclusión de este punto en la agenda política de la próxima COP27 de Egipto, en noviembre de este año, y por el que gran parte de las organizaciones ecologistas y climáticas llevan luchando desde hace años. Este es un nuevo ejemplo de símbolo táctico con capacidad de interpelar al sentido común de capas amplias de la sociedad.

La vinculación de demandas sistémicas en las calles con procesos políticos concretos ofrece la oportunidad de enfocar las luchas y generar nuevas adhesiones sociales en torno a ellas. Esta vinculación no es siempre posible, ni siquiera deseable, pero una buena conexión entre actores sociales que se mueven en distintos espacios puede ayudar a identificar algunas batallas que librar en torno a esos símbolos, y a generar narrativas potentes y útiles a su alrededor.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Unidad quizá no, pero no estaría mal un plan
En cinco años el espacio que antes fue de Unidas Podemos ha perdido 880.000 votos en las elecciones europeas. Ninguna de las dos fuerzas actuales consiguen llegar mínimamente a los deciles más pobres de la población.
Opinión
Extrema derecha Alvise, Milei, Llados y el fracaso de la política para ofrecernos un futuro
La falta de expectativas, la precariedad y el descrédito de las instituciones y del periodismo impulsa a los monstruos que se alimentan de la desesperación y la desinformación.
Opinión
Opinión La ultraderecha está muy fuerte y todo mal
No se trata de no intentar entender, se trata de que entender no paralice. No convertir los afinados diagnósticos en el sudario de cualquier energía política.
Francia
Francia El último bandazo del temerario Macron reactiva la unidad de la izquierda
Tras el batacazo en las europeas, el presidente francés abre las puertas a un Gobierno ultra convocando elecciones legislativas anticipadas. Un escenario que empuja a los partidos de izquierdas a reanudar su coalición unitaria.
Análisis
Análisis Europa, muérete rápido, o ¿debe Europa cosaquizarse?
La Unión Europea ha presentado en estas elecciones su peor cara al mundo: un continente que se adentra en su invierno demográfico, intelectualmente un pantano, a cuyas orillas vive una población presa de una frustración y rencor.
Opinión
Extrema derecha Alvise, Milei, Llados y el fracaso de la política para ofrecernos un futuro
La falta de expectativas, la precariedad y el descrédito de las instituciones y del periodismo impulsa a los monstruos que se alimentan de la desesperación y la desinformación.
Catalunya
Catalunya Absueltos los ocho intérpretes que denunciaron en Twitter la precariedad laboral de la compañía Planeta Impro
La sentencia considera que la libertad de expresión, y de información, prima sobre el derecho al honor, ya que los comentarios sobre la empresa de improvisaciones teatrales se asientan sobre una base verídica y no son vejatorios ni denigrantes.
Migración
Fronteras El sufrimiento innecesario silenciado en los Centros de Internamiento de Extranjeros
En 2023, 2.000 personas pasaron una media de 30 días en los CIE. El Servicio Jesuita a Migrantes denuncia un año más las vulneraciones de derechos humanos que sufren estas personas encerradas por encontrarse en situación administrativa irregular.
Opinión
Opinión Unidad quizá no, pero no estaría mal un plan
En cinco años el espacio que antes fue de Unidas Podemos ha perdido 880.000 votos en las elecciones europeas. Ninguna de las dos fuerzas actuales consiguen llegar mínimamente a los deciles más pobres de la población.
Palestina
Palestina Palestina más allá del reconocimiento
El anuncio sobre el reconocimiento del Estado de Palestina por parte de España constituye un paso considerable, pero no está acompañado de la adopción de otras medidas necesarias para su consolidación efectiva.

Últimas

Memoria histórica
memoria Nuestras vecinas antifascistas
Nuevo homenaje del proyecto Stolpersteine en Madrid a siete personas que fueron deportadas a los campos de exterminio nazis.
Comunidad El Salto
Comunidad El Salto Las cuentas de El Salto 2023-2024: cada vez más, un gran medio financiado por la gente
El Salto supera el millón de euros anuales de ingresos y aumenta su plantilla hasta llegar a las 28 personas empleadas. Todo eso con criterios éticos de financiación, funcionamiento horizontal y una cooperativa de propiedad colectiva.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda Los desahucios crecen el 12,4% a pesar de la moratoria y el escudo social
En los tres primeros meses del año se produjeron 82 desahucios por día. Los desalojos por no poder pagar el alquiler suponen siete de cada diez. En este tiempo solo se registraron 563 juicios verbales por ocupación ilegal, según datos del CGPJ.
Más noticias
Comunidad El Salto
Diseño gráfico Que la fuerza creativa te acompañe: descubre la nueva web de Edita, la agencia de diseño gráfico de El Salto
Hablamos de nuestra “espada láser” de la creatividad: Edita. Poco lo hacemos para lo clave que ha sido en las distintas fases de nuestra existencia como medio y qué mejor ocasión que el estreno de su nueva web para recordarlo.
Unión Europea
Elecciones europeas Iparralde sucumbe a la extrema derecha
VV.AA.
El partido Agrupación Nacional de Marine Le Pen se ha impuesto en la mayoría de pueblos de Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Behera en las elecciones europeas
Elecciones
Elecciones europeas Yolanda Díaz deja sus cargos orgánicos de Sumar tras el descalabro de las europeas
Los malos resultados de Sumar en la noche electoral del 9 de junio llevan a la líder de Sumar a dejar todos sus cargos en el partido. Seguirá como vicepresidenta del Gobierno.
Fútbol
Deporte y negocio Florentino Pérez y el Manchester City o cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar el fútbol
Manchester City, Real Madrid y Barcelona entienden que las normas de la UEFA o las ligas nacionales limitan su capacidad de generar ingresos, y buscan cambiar las estructuras bajo las que ha funcionado el fútbol en las últimas décadas.
Tribuna
Tribuna Antigitanismo al desnudo: la silla vacía en el Parlamento Europeo
Doce millones de personas de la UE ven vulnerado el derecho fundamental más elemental en democracia: el derecho a la representación política.

Recomendadas

Genocidio
Reino Unido Un barrio acampado contra el genocidio
Las vecinas del municipio londinense de Hackney plantaron las primeras tiendas hace algo más de un mes. Perseverando fuera de los campus, echan su pulso particular para que las autoridades municipales rompan con Israel.
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
30 años del levantamiento del EZLN Los retos del zapatismo hoy: cárteles, gobierno y militarización
En el tercer artículo de la serie de “30 años del levantamiento del EZLN”, el autor hace un recuento de la extraordinaria militarización de Chiapas y de cómo la narcoviolencia se hizo presente en este Estado del sureste mexicano
Estados Unidos
Keeanga-Yamahtta Taylor “La vivienda es un tema extremadamente político”
La profesora universitaria Keeanga-Yamahtta Taylor considera que la falta de una regulación eficaz en materia de vivienda en Estados Unidos obedece a la gran influencia del capital privado en las decisiones del gobierno.
Lobbies
Lobbies Atlas Network, el think tank ultraliberal que gana terreno en la UE de la mano de la agenda anticlimática
Una investigación de un laboratorio de control corporativo francés revela que una poderosa asociación global de lobistas libertarios empieza a abrir puertas en la UE en el afán de retroceder la justicia social y las políticas ambientales.